Las explicaciones ofrecidas (previa consulta a expertos) son variadas, aunque en todos los casos se argumenta que probablemente los vientos dominantes durante este verano han impedido que las medusas lleguen a las playas (las medusas tienen escasa capacidad natatoria por lo que están a merced de las corrientes dominantes). Otros factores que se citan son la posible incidencia negativa de los temporales de invierno sobre las larvas de estas especies, o un hipotético aumento de los consumidores de medusas que habrían mantenido a raya a estas poblaciones.
Aunque es pronto para concluir algo, en el caso del litoral de Málaga contamos con datos que al menos sirven para descartar algunas de las hipótesis anteriores. Así, hoy mismo publica el Diario Sur un reportaje en el que se constata que la temperatura del agua de nuestras playas está siendo excepcionalmente alta durante este mes de agosto, algo que se atribuye a la persistencia de los vientos de levante que tienden a generar una corriente desde el interior del mar hacia la costa. Es decir, durante este mes de agosto está predominando un régimen de vientos que debería favorecer la llegada de las medusas a la playa (por cierto, que estas observaciones también contradicen el argumento comúnmente utilizado otras veces de que el aumento de la temperatura del agua de mar es responsable del aumento de la presencia de medusas en las playas). Por lo tanto, si la llegada de medusas no se ha producido masivamente debe ser más bien porque en alta mar hay menos que en el año anterior. Así pues, la pregunta que habría que hacerse no es tanto por qué hay menos medusas en nuestras playas sino por qué éstas han proliferado menos. Las medusas son organismos planctónicos carnívoros que compiten por su alimento con otras especies, y que son a la vez consumidas por otros carnívoros de rango superior en la cadena trófica (entre los cuales se incluyen algunas especies de peces explotados comercialmente). Por tanto, su abundancia depende de las interacciones con otras especies. Hasta la fecha, la naturaleza e intensidad de estas interacciones son muy poco conocidas, por lo que muy probablemente tampoco este año podamos llegar a saber el porqué del comportamiento de estas “plagas”. En cualquier caso, las observaciones mencionadas parecen indicar que la menor presencia de medusas durante este verano (hasta la fecha) ha sido generalizada en gran parte del litoral español, lo que hace pensar que su abundancia está condiciona por factores que actúan a escala regional (más que local).
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