viernes, 19 de junio de 2009

Sobre la acidificación en el mar


La concentración de CO2 en las aguas oceánicas de superficie resulta del complejo balance entre la disolución del CO2 atmosférico, el pH y los procesos biológicos que operan consumiendo o produciendo CO2 (fotosíntesis, formación de esqueletos calcáreos, respiración). Cualquier alteración en algunos de esto factores, produce cambios en el resto que traen como consecuencia un cambio en la cantidad de CO2 disuelto en el agua. Así, desde hace al menos un par de décadas se viene advirtiendo de que la emisión de grandes toneladas de CO2 a la atmósfera está produciendo un aumento de su concentración en el mar, lo que a su vez está provocando una disminución del pH del océano.



En sus comienzos, la hipótesis de la acidificación del océano (es decir, la disminución del pH por el aumento de la concentración de CO2), se estudió bajo el punto de vista del efecto positivo que podía suponer para amortiguar el cambio climático, dado que parte del exceso de CO2 emitido a la atmósfera podría ser captado y retenido en el océano. De hecho, se empezó a realizar un gran esfuerzo por cuantificar los flujos de CO2 entre la atmósfera y el océano, impulsado por el descubrimiento de que aproximadamente el 10% del exceso de CO2 emitido por el hombre hasta los años 90 podría haber sido retenido en el océano (ver los trabajos de George L. Sarmiento). Este esfuerzo por estimar los flujos de intercambio de CO2 entre la atmósfera y el océano continúa hoy día. Precisamente, científicos del CSIC presentaron recientemente datos actualizados sobre la cantidad de CO2 antropogénico que ha sido captado por el océano Atlántico, en el que advierten de que la cifra podría ser mayor a lo inicialmente calculado.


Como se ha indicado más arriba, algunos procesos clave en los ecosistemas marinos son afectados o dependen directamente del CO2 y/o del pH del medio. Así, el CO2 es el sustrato de la fotosíntesis, proceso que genera el 99% de la materia orgánica que es canalizada a través de las redes tróficas. Muchos organismos marinos, incluyendo todas las especies que producen esqueletos de carbonato cálcico, desde micro- y macroalgas calcáreas hasta multitud de especies animales, requieren de un pH adecuado para mantener la integridad de estas estructuras (un pH ácido las disuelve). Obviamente, estos procesos son ampliamente conocidos, por lo que es sorprendente que no haya sido hasta muy recientemente cuando la acidificación ha pasado a ser considerado un posible problema más del océano, derivado de la actividad humana. Las razones para este retraso son difíciles de explicar, aunque seguramente haya contribuido el hecho de que gran parte del esfuerzo se ha centrado en los efectos del calentamiento global. Lo cierto es que esta preocupación se ha plasmado recientemente en un comunicado avalado por científicos de setenta academias de todo el mundo en el que se insta a los Gobiernos a centrar más su atención en este problema (ver el diario EL PAIS del 01/06/2009)

No son demasiado abundantes los trabajos publicados en los que se estudia el efecto del incremento de la concentración de CO2 y/o disminución del pH sobre los organismos marinos. Además, buena parte de estos trabajos se han llevado a cabo en el laboratorio, simulando escenarios poco realistas (por ejemplo, ensayando concentraciones de CO2 en el agua mucho mayores a las realmente proyectadas en el océano futuro). En consecuencia, nos encontramos en una situación en la que los posibles efectos de la acidificación sobre especies y ecosistemas apenas si pueden ser formulados teóricamente. Se precisa por tanto un esfuerzo decidido de investigación para comprender mejor los mecanismos fisiológicos involucrados en la respuesta a la acidificación y en como su alteración podría afectar al crecimiento de los individuos, poblaciones y comunidades. Este esfuerzo probablemente implique apoyar más el trabajo experimental en oceanografía, que ha quedado postergado en los últimos años por un trabajo con un cariz más descriptivo. En este sentido, me permito recomendaros modestamente que leáis el siguiente artículo: Ecofisiología y bomba biológica.

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